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Agarra con firmeza el manubrio. Esto es muy importante, pues ante una ráfaga de viento nos ayuda a no perder el control de la dirección.
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Colócate en una postura aerodinámica. Cuando el viento viene de frente, agacha tu cuerpo pegando tu cabeza lo más que puedas al tanque o justo detrás del manubrio. Esto te ayudará a ejercer menor resistencia al viento.
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Inclina ligeramente tu cabeza y hombros hacia la dirección de donde viene el viento. Cuando la ráfaga de aire es lateral, dirigir un poco la parte superior del cuerpo hacia donde viene el viento ayuda a equilibrar las masas con la fuerza de la corriente.
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Se flexible con la parte inferior de tu cuerpo. Es fácil creer que uno va a caer ante una fuerte ráfaga de viento, pero ante esta situación lo más importante es no asustarse y dejar que la moto se mueva utilizando nuestra cintura como punto de flexión y apretando fuertemente las piernas al tanque para recuperar el control de nuevo.
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Baja la velocidad. Si al rodar te percatas que hay varias corrientes de aire que te empujan, lo más razonable es disminuir la velocidad. Cuanto más rápido vayamos, más sentiremos la fuerza del aire.
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Mantén la tracción del motor. Ante una situación de viento en el camino, es importante bajar una o dos velocidades (marchas) para que el motor no pierda fuerza y tengas una mejor respuesta al desplazarte contra el viento. Si tu moto es automática, mantén una aceleración constante que te permita avanzar a la velocidad adecuada.
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Cuida tu distancia en 360 grados. Con ráfagas de viento lo mejor es ir en el centro del carril y mantener distancia con el vehículo del frente y de atrás. Esto te ayudará a tener espacio para maniobrar con seguridad.
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Prevé las ráfagas de aire en el camino. Si bien no es posible predecir cuándo nos empujará el viento, si hay situaciones en las que podemos saber que hay alta probabilidad de experimentar una ráfaga, como después de rebasar un camión o vehículo grande, al rodar por un puente, después de pasar un cerro cortado, en caminos con llanuras laterales despejadas, en la entrada o salida de un túnel o al cruzar con otro auto en caminos de doble sentido.
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Utiliza el equipo de protección adecuado. No sólo se trata de usar casco, guantes, chamarra y botas, sino de utilizar los de tipo adecuado para que el frío del aire no te afecte y puedas conducir más cómodo.
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Mantén una actitud de guerrero. Rodar con viento no es algo sencillo y merece que emplees toda tu atención y mejor actitud para estar siempre alerta y reaccionar de acuerdo a la situación.
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Asegura bien tu equipaje. Refuerza la sujeción de maleteros, alforjas o equipaje para evitar que la fuerza adicional del viento las haga caer. No olvides cerrar bien tus maleteros o alforjas.
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Se honesto y reconoce cuándo parar. Cuando la fuerza del viento sea demasiado fuerte y notes que tu capacidad de conducción segura disminuye, lo mejor es detener el camino y evaluar si es necesario refugiarte para esperar que pasen las ráfagas de aire.