Carlos Torres es un amante del motociclismo, pasión que disfruta cada segundo de su vida y que ensancha cuando enfrente tiene un reto de resistencia. Rodar contra grandes exigencias, es el momento perfecto para el genuino piloto originario de Saltillo, Coahuila.
Y para explotar su pasión, Carlos Torres tiene un gran aliado: una Italika RC150, su compañera de aventuras, a la que románticamente llama La Poderosa y sobre la que el pasado mes de septiembre completó 1,000 millas en menos de 24 horas, un recorrido organizado por el motoclub Helfish de Chihuahua y avalado por las organizaciones de motociclismo Asphalt Rats México y Iron Butt Association.
Con un tiempo final de 22 horas y 12 minutos, "El Matavacas", sobrenombre del resistente biker, recorrió 1,610 kilómetros y completó la exigente rodada, en la que superó complejos obstáculos: desde la ponchadura de la llanta delantera hasta innecesarias preocupaciones por culpa de una pesada broma de su reloj.
"No me la creía, en una motocicleta de 150 centímetros cúbicos había cumplido uno de los rallys de resistencia con más exigencia a nivel nacional", relata con orgullo Carlos Torres.
Cabe destacar que en esta oportunidad corrieron cinco motos de baja cilindrada, de las cuales tres abandonaron el rally y únicamente dos llegaron: la Italika RC150, en primero (casi dos horas antes de que terminara el tiempo establecido), y una motocicleta de trabajo de 100 centímetros cúbicos, en segundo.
Sí, "La Poderosa" volvió a ser la gran aliada del piloto mexicano. Como lo fue en su singular luna de miel en 2012, cuando en compañía de su esposa Elizabeth Ramos hizo el recorrido de Cabo a Rabo.
Tras superar una nueva rodada de resistencia sobre la Italika RC150 se confirma que Carlos Torres es un motociclista con un ADN explosivo, que le permite superar complejos retos de resistencia. "Soy una rata del asfalto, con trasero de acero y nada bien de la cabeza…", confiesa el biker coahuilense.